Efesios 4:11-16
11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, 12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.
Es interesante que el Padre Celestial considere a la iglesia como el cuerpo de su hijo y nuestro salvador Jesucristo, esto es algo que muchos cristianos desconocemos y creemos que está reservado solo para los ministros que desarrollan algún ministerio como lo dice el verso 11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros”, pero tal creencia está lejos de lo que enseña la escritura.
Los ministros de Cristo son los vasos que usa el señor para edificar y perfeccionar su iglesia, cada segundo que pasa en este mundo verso 12 “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”, cuando la palabra se refiere a “santos” se refiere a todos aquellos seres humanos que hemos dado el paso de seguir a Cristo, aceptando su dirección para nuestra vida y reconociéndolo como nuestro salvador personal, ahora usted dirá ¿salvarnos de que? Pues del pecado y la inminente condenación de nuestra alma ya que a partir de Adán todos los seres humanos nacemos con una naturaleza espiritual pecaminosa, por ende, apartados de Dios.
De tal manera que llegar a Cristo es el primer paso y el más importante para poder hacer parte de su cuerpo, porque después debemos crecer espiritualmente, dejar que el señor perfeccione nuestras vidas con un objetivo final y muy claro verso 13 “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”, lo cual no es una tarea fácil dado que una vez que llegamos a Cristo el enemigo direcciona todos sus ataques a nuestra vida, su objetivo es alejarlos de Dios tal cual como andábamos antes, Dios constituye ministros y líderes en la iglesia para tal fin, pero todos somos parte de un cuerpo, cada uno de nosotros somos fundamentales para que entre todos llegamos a funcionar tal como un cuerpo humano lo hacer con una sinergia perfecta, donde hay un cerebro que controla todo el cuerpo y hace que cada miembro ejecute sus labores de manea funcional y vital, esto es lo más fascinante que Dios nos compara a nosotros como un cuerpo, debemos funcionar de la misma manera, ya que al igual que un cuerpo somos dirigidos por la cabeza que es Cristo verso 15 “sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”, aleluya, gloria a Dios.
Hermanos el señor Jesús cada día constituye ministros sobre este mundo y estos son de gran ayuda para nuestro perfeccionamiento y crecimiento espiritual, pero cada uno de nosotros jugamos un papel fundamental para alcanzar el objetivo, es muy importante que ores a Dios y pidas que te lleve a una iglesia de sana doctrina donde él sea la prioridad y su Espíritu Santo dirija a sus líderes y así iniciar este camino hacia la salvación, acercarnos cada día más a Dios y llegaremos a ser parte de su cuerpo y se nos asignara una función que por más simple que usted que esta sea Dios la considera esencial para la edificación de su iglesia; Romanos 12.11-13 “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad”. Amen