Nehemías 2:1-8
Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, 2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. 3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? 4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré. 6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo. 7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; 8 y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.
Como cuerpo de Cristo el señor nos insta a estar unidos en la oración y el apoyo los unos a los otros, los apóstoles lo sabían y es por esa razón que vemos como la iglesia primitiva todos estaban unánimes y compartían todo, Hechos 4:32-37 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.
Pero el pasaje de hoy nos muestra otra perspectiva que va más allá de dar una ayuda económica, es la preocupación y angustia que puede llegar a sentir un creyente por sus hermanos en dificultades, Nehemías estaba cargado hasta el punto que su tristeza se reflejaba en su rostro “me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo”, él sabía lo que estaba ocurriendo en su tierra con sus hermanos y su ciudad, pero en su condición de copero y sirviente no tenía otra cosa más que orar a Dios, pero sin el saberlo Dios ya tenía un plan para enseñarnos como podemos llegar a ser parte útil del cuerpo de Cristo hoy en día desde el ejemplo de este varón, Dios preparo el corazón del rey par que conforme a las peticiones de Nehemías el rey concediera todo lo que requería para llevar a cabo su plan, miremos como Nehemías oraba antes de hacer las peticiones al rey “Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos” he ahí la clave y a un mas impresionante es notar que todo el propósito que tenía este hombre en su corazón estaba encaminado a sus hermanos y la obra de Dios, no había una intención personal, él estaba ejerciendo su labor en el reino y contaba con la aprobación del rey, pero su corazón estaba triste por lo que acontecía con su pueblo.
Hoy en día es lo mismo, vemos muchos hermanos padeciendo necesidades y es necesario movernos en favor de ellos, orando al señor para que el habrá camino y conceda todo lo necesario para que podamos ser instrumento útil para su obra, necesitamos salir de nuestra zona de confort de la misma forma que Nehemías lo hizo, ya conocemos la historia de cómo este hombre fue llevado por Dios a dirigir la restauración de los muros de la ciudad, una labor tan dispendiosa de la mano de Dios; hoy es igual si nos disponemos a brindar esa mano de ayuda a nuestros humanos y a favor de la obra del señor, de la misma forma que su mano de poder llevo a Nehemías a aliviar su tristeza de forma activa, así mismo será con nosotros, solo debemos es tener ese mismo sentimiento que albergo este gran hombre de Dios en su corazón para con sus hermanos.
Sobrellevar unos las cargas de los otros es una manera en que podemos fortalecer a la Iglesia. Es propio de nuestra naturaleza humana sentirnos conectados con quienes hemos ayudado. Eso es cierto incluso para las personas que nunca descubren que hemos intercedido por ellas. De este modo, Dios une entre sí a los creyentes para formar un todo coherente, al que llama “Cuerpo de Cristo” Romanos 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.