Salmo 126:1-6
Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, Seremos como los que sueñan. 2 entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de alabanza; Entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas han hecho Jehová con estos. 3 grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; Estaremos alegres. 4 haz volver nuestra cautividad, oh Jehová, Como los arroyos del Neguev. 5 los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. 6 irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.
El salmo 126 es una promesa maravillosa para la nación de Israel, pero hoy el Señor concede un aliento de esperanza a través de este para aquellos cristianos que estén pasando momentos de dificultad, el Espíritu Santo que mora en la iglesia nos estará ayudando en todos esos momentos difíciles, Él nos recordara todas las promesas que Dios tiene para nosotros para así fortalecer nuestra vida, recordemos lo que nos enseña el Salmo 23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Amen aleluya gloria a Dios.
Aunque creamos que estamos solos en esos valles de sombras el Señor nos indica que tengamos fe porque Él está con nosotros, es mas su vara y su cayado nos infundirán aliento, esa es la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas a la que me refería líneas antes; la vida cristiana es como una montaña rusa en algunas ocasiones nuestra fe puede que este bajando por algún suceso en nuestra vida pero pronto llegara esa curva ascendente en la cual debemos permanecer siempre creciendo en la fe, la cual es nuestro mayor pilar.
Cuando Daniel fue lanzado al foso de los leones muy seguramente estaba confundido del por que era arrojado ahí, pero lo que, si en realidad tenia claro era que Dios no lo dejaría morir ahí, el tenia una fe fortalecida oraba tres veces al día Daniel 6:10 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes, una gran enseñanza para nosotros hoy, ya que la oración es nuestro principal medio de comunicación con nuestro creador y por medio de ella recibiremos la ayuda necesaria para fortalecernos en la fe.
Seguramente muchas lágrimas hemos derramado en esos momentos, pero el Salmo 126 nos da una claridad contundente, esas lagrimas son como semillas las cuales con regocijo segaremos en el tiempo de Dios y como dice al final el verso 6 irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. Aleluya gloria a Cristo. Bendiciones.