EL VIEJO HOMBRE

Tito 3.3-7

Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

Cuando Dios creo al primer hombre y lo puso en el huerto del Edén, había culminado su obra mayor en la creación, la cual hizo con sus propias manos a diferencia del resto de la creación que fue hecha por su palabra, Génesis 2.7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

Desafortunadamente para el ser humano una terrible decisión tomada por Adán lo llevo al pecado y el pecado daño al ser humano Romanos 5.12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. El resultado son de todas estas características que describe el verso 3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros; mantener este estilo de vida nos lleva directo a la separación absoluta de Dios, no podemos estar en esta condición y tener comunión con Dios, solo a través de un nuevo nacimiento y la regeneración de nuestra alma por medio de Jesucristo podemos llegar a reparar esa comunión rota en el Edén por el pecado, gracias a la bondad y el inmenso amor del Dios tenemos acceso a su hijo nuestro salvador, que en esa unidad con el padre vino y logro restablecer ese vínculo perfecto a través de su sacrificio en la cruz con el cual le arrebato el decreto con que nos acusaba y las llaves del hades, colosenses 2.13-15 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Pero este sacrificio que hizo el Señor no se hará efectivo en nuestra vida si no damos el primer paso para ser renovados, confesar nuestro pecado y nuestra insuficiencia para ser salvos por nuestra cuenta 1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Una vez el señor nos limpia inicia ese nuevo nacimiento y la regeneración que nos habla el verso 5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien nos capacita para logar llegar a conformarnos a la estatura del señor Jesús y poder dejar el viejo hombre, cada día damos un paso hacia ese nuevo hombre que agrade al señor Jesús dando testimonio con nuestra vida misma 1 pedro 3.8-9 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.  Esta es nuestra meta ser constituidos a la estatura del Señor un ser humano en plena comunión con Dios como lo fue Adán. Dios te bendiga

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